01 de febrero, 2025
Dice el autor de la nota publicada en Infobae (la pueden encontrar como “la colimba igualaba”), que acepta criticas solo de quien haya hecho la colimba. Pues bien entonces deberá aceptar las mías de cuando estuve 14 meses en el Destacamento de Vigilancia de General Pico, hoy Regimiento de Caballería de Tanques 13. Es mas, hice la colimba durante el conflicto de Malvinas puesto que nos incorporaron en febrero de 1982 y fui dado de baja en marzo de 1983. Primer crítica: por la fecha no pude hacer el curso de ingreso en la Universidad y por ende perdí otro año mas.
Lo primero que quiero aclarar, es que admiro y respeto a quienes siguen la carrera militar, y que no fui victima, ni yo, ni ningún ser querido, del terrorismo de estado implementado en el país (todos saben de que estoy hablando)
La primera disidencia es cuando dice el autor que la colimba te hacia conocer otras realidades, como si hubiera un intercambio donde uno iba a la casa de otros colimbas. Lo que le paso al autor es un hecho totalmente aislado que por supuesto se puede dar. Pero el error es hablar en general, se conocerían otras realidades si nos hubieran llevado a TODOS a trabajar con personas y/o barrios vulnerables, cosa que no ocurría en ninguna dependencia de las Fuerzas Armadas. Le pregunto al autor si aprendió la lección y hoy ayuda a los carreros a salir de esa precaria situación. Si no es asi, poco le enseño la colimba que tanto defiende.
La segunda disidencia es cuando dice que la colimba igualaba: falso. Si tenías cercanía con algún alto mando hacia que te ubicaran en algún lugar con determinados privilegios (la cercanía la podía tener algún nene de mama como dice el autor, pero nunca un analfabeto). En mi caso estaba en la oficina del segundo jefe y era quien hacia las planillas de guardia, eso me valía (muchos todavía me siguen insultando) que yo y algún amigo mio hacíamos muy pocas guardias, ¿O no es así amigo Juan Carlos?.
Dice también el autor que le enseñaron a un hachero del monte chaqueño a ver lo lindo que era bañarse todos los días con agua caliente. No era el caso del destacamento de General Pico, había que cerrar los ojos y meterse debajo de la lluvia, sobre todo en invierno (desconozco como era en el ilustre Regimiento de Granaderos, si era como el autor dice, era un caso aislado dentro de las Fuerzas Armadas).
Dice el autor que se enseñaba respeto, subordinación y escala de valores. El respeto y la escala de valores me la enseñaron mis padres, o sea la familia. La subordinación es lógica en una Institución verticalista como las Fuerzas Armadas, aunque lo que la gente debe saber es que a veces se lograba subordinación haciendo “aplaudir” un puñado de rosetas, o sacando a “bailar” a todo el destacamento después de la primer visita de los familiares, lo cual había significado comer bien después de varios días de comer polenta con gorgojos, no falleció algún camarada solo porque no era el momento, después le toco al pobre soldado Carrasco (q.e.p.d.).
Dice también el autor que te enseñaban a ser un “soldado preparado para la guerra”. Nosotros hacíamos guardia y practicábamos tiro con un máuser de 1909 (mi padre que hizo la colimba en 1953 en el mismo destacamento ya los usaba). Parecían un rifle de un parque, apuntabas para un lado y el tiro salía para el otro. Coherencia por favor.
Y así podría refutar cada frase del autor, pero en honor a la brevedad solo quiero decir que me movilizó escribir esta nota por si existe algún trasnochado que tiene idea de re instaurar la colimba, la cual por otra parte le significaba un gasto inmenso al Estado, mas aún si se “malgastaba” como se hacía en aquel momento (un sargento ayudante encargado de las finanzas del Destacamento, y que hoy tiene un sueldo inferior al millón de pesos, andaba en un Torino Grand Routier, hoy significaría andar en un auto de alta gama, pregunto ¿puede alguien que gana menos de un millón de pesos comprar un auto de alta gama?).
Si hay presupuesto para la colimba o algo parecido, la pueden invertir en equipar mejor a la Fuerzas Armadas profesionalizada y aumentar los sueldos de todos y cada uno de los integrantes de aquella.
La colimba: NUNCA MAS.
Hugo Santamarina